El tiempo verbal en la narración es el pasado, en sus diferentes formas. Normalmente, para la acción se utiliza el pretérito indefinido combinado con el pretérito anterior y el pluscuamperfecto; para los momentos descriptivos, de presentación del marco, el tiempo característico es el imperfecto. Sin embargo, también encontramos la utilización del presente, sobre todo en las narraciones históricas, en los resúmenes de relatos (por ejemplo, cuando contamos una película), en las narraciones que se producen dentro de la conversación espontánea o en aquellos casos en los que se pretende dar mayores visos de realidad a aquello que se cuenta.
Los conectores y los marcadores más usados también están en relación con las diferentes partes de la narración. Así, en la parte dedicada a la acción y a las transformaciones se utilizan preferentemente conectores y marcadores temporales, causales y consecutivos; en las partes descriptivas predominarán los espaciales y los organizadores discursivos de orden.
En cuanto a los tipos de progresión temática, se combinan, principalmente, el de tipo lineal y el de tema constante, ya que en una narración tan importante es asegurar la unidad temática como hacer progresar la acción con nuevos elementos y describir con detalle aquello que se crea necesario.
Otro aspecto de gran interés en la narración es el punto de vista. Un relato puede estar narrador en primera, segunda o tercera persona. Puede estar contado desde dentro de la propia narración, por uno de los “actantes” mismos o desde fuera. Todo ello implica una utilización específica de las marcas morfosintácticas de persona y permite plantear los hechos que se relatan desde un punto de vista más subjetivo o más “pretendidamente” objetivo.
Analizaremos el siguiente texto narrativo; se trata de una anécdota que se relata en una conversación (los marcadores y los conectores se señalan con cursiva; los verbos, con negrita):
§ 1: Por ejemplo, en lenguaje, jamás. No podemos. Ese profesor las sabe todas. Se llama Antonio. Se sabe todo, todo. Lo pilló a uno y lo dejó paralizado. Esos profesores que nuca le va a tomar mala porque –eh- es como quien dice, a ver, si te pilla haciendo algo malo, te liquida, pero de una forma simpática, ¿ah?
§ 2: Por ejemplo, uno –m: - se sentaba delante mío, no sabía nada, ¿ah? Yo no le podía soplar porque me iban a pillar, nada. Ese profesor me pilla, yo sé que me pillaba.
§ 3: Entonces botó el, el cuaderno de lenguaje al suelo, y con el pie lo daba vuelta, la hoja, y miraba de arriba p’abajo así y estaba copiando lo más feliz y contento. Ya iba en la sexta ya. El profesor estaba en la otra esquina.
§ 4: Y a esto que el profesor le hace así (gesto) salta un banco, salta otro, salta una fila, corre, va corriendo así, de esto a lo “lolo” así el profesor, de una esquina a la otra, lo pilla y le dice, “te pillé”, le dice así. Y el tipo se congela así.
§ 5: Todo el mu-, todo el curso muerto de la risa, porque en una forma le dijo, “¡Ah! ¡Te pillé!” le dijo así.
§ 6: Mira, el tipo se congeló así. Le dijo “pásame la hoja”. Le hizo así (gesto), chistosamente. Entonces el tipo queda, “Pero señor, es que yo”. “No. Usted sonó. El que puede copiar, copia pues, y el que lo pillo lo liquido, pues”, dice.
§ 7: Asi que le puso un uno.
La estructura de este relato es como sigue:
§ 1: Resumen introductorio en el que se presenta a uno de los protagonistas de la historia (el profesor) y, de forma concentrada, lo que se relatará con más detalle a continuación.
§ 2: Situación inicial y orientación: se presenta al otro protagonista (un alumno) y al personaje secundario y narrador de la historia, se sitúa a uno de los actores en el espacio y se plantea parte del problema.
§ 3: Complicación: se presenta lo que será el origen del conflicto y se sitúa al otro actor en el espacio.
§ 4 y 6: Acción
§ 7: Resolución
§ 5: Evaluación del narrador